Es muy importante que las técnicas que empleemos se adecúen a la edad y a la personalidad de nuestros pacientes. Con los niños, utilizando herramientas sencillas y vistosas que capten su atención y que le den un papel protagonista en el cambio, podemos conseguir un alto nivel de motivación que marque la diferencia entre tener éxito o fracasar en la intervención psicoterapéutica.
Este es un gráfico que utilizamos cuando hay problemas en los niños para conciliar o mantener el sueño, en este caso, ante un miedo a dormir sola en una niña de 11 años. En este momento inicial de la terapia sólo se iba a la cama cuando su madre o su padre se acostaban con ella y sólo dormía de forma continuada si ellos pasaban la noche a su lado. Hoy ya es capaz de dormir en su habitación, sin miedos, y acostarse a una hora que le permita sentirse llena de energía al día siguiente.